
Las autoridades suizas mantienen bajo observación un valle en el sur del país debido al riesgo de inundaciones, luego de que el glaciar del Abedul se derrumbara el miércoles y causara graves daños en la aldea de Blatten. A pesar de la magnitud del incidente, no se considera necesario evacuar más personas de inmediato.
El glaciar, ubicado en la región de Valais, se desprendió y devastó gran parte del pequeño pueblo alpino de Blatten, que había sido evacuado la semana anterior ante la amenaza del deslizamiento. Blatten contaba con unos 300 habitantes.
Un hombre de 64 años, presuntamente presente en la zona al momento del derrumbe, sigue desaparecido. Las labores de búsqueda se suspendieron al anochecer.
Las autoridades advirtieron sobre el riesgo de que un lago artificial, formado por los escombros, se desborde y provoque una inundación. Sin embargo, más tarde aclararon que ese escenario es poco probable, según los informes de geólogos y expertos, explicó Stéphane Ganzer, responsable de seguridad del cantón de Valais.
El área fue declarada en estado de emergencia mientras se evalúa la situación, ya que el material desprendido del glaciar, que abarca aproximadamente dos kilómetros, bloqueó el cauce del río Lonza. La inestabilidad de la zona impide por ahora cualquier tipo de intervención directa.
Como medida de prevención, 16 personas fueron evacuadas la noche del miércoles de dos pueblos ubicados aguas abajo.
Raphaël Mayoraz, responsable cantonal de riesgos naturales, explicó que los escombros han formado un lago que sigue creciendo, y que se vació de forma preventiva una presa artificial para evitar una posible inundación. En caso de desborde, sería necesario evacuar el valle.
Según Mayoraz, el desprendimiento arrastró unos tres millones de metros cúbicos de roca. “Es un evento extremadamente inusual. No tenemos antecedentes de algo similar. Todo se vino abajo de golpe”, afirmó.
El calentamiento global ha acelerado el derretimiento de los glaciares en los Alpes, aumentando su fragilidad y el riesgo de colapsos.