
La diabetes es un grupo de enfermedades que alteran el control de los niveles de glucosa en sangre, debido a una deficiente acción de la insulina.
En México, la diabetes tipo 2 (DM2) representa más del 95% de los casos, y su frecuencia ha crecido rápidamente, alcanzando en 2023 al 18.4% de la población adulta, según el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP). Este incremento posiciona a la diabetes como uno de los principales retos de salud pública en el país, tanto por su impacto en la calidad de vida de los afectados como por los costos médicos y el riesgo de complicaciones graves (INSP, 2024).
La diabetes tipo 2 se origina por una combinación de factores genéticos y ambientales. En términos genéticos, existe una predisposición hereditaria en grupos específicos, como los indígenas Pima de Arizona, y en poblaciones con mayor riesgo, como los mexico-americanos (INSP). La herencia poligénica de la DM2, junto con factores ambientales como el sedentarismo y la obesidad, aumenta el riesgo. Este fenómeno, denominado “genoma ahorrativo”, hace referencia a una capacidad heredada para almacenar energía eficazmente, algo que antes era una ventaja, pero que hoy, con mayor acceso a alimentos, ha contribuido al aumento de obesidad y diabetes.
La diabetes es la principal causa de muerte en México y también una de las mayores causas de discapacidad, ceguera, amputaciones y fallo renal, de acuerdo con el INSP (2024). En 2023, más de la mitad de las personas con diabetes en México no tenían un control adecuado de la enfermedad, a pesar de que el 93% de los diagnosticados seguía algún tipo de tratamiento. Las dificultades para realizar un diagnóstico temprano y la falta de adherencia al tratamiento han facilitado la propagación continua de la diabetes.
El Día Mundial de la Diabetes, conmemorado cada 14 de noviembre, tiene el propósito de sensibilizar a la población sobre el impacto de esta enfermedad. Este año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) promueven el lema “Rompiendo barreras, cerrando brechas” para destacar la importancia de reducir desigualdades y mejorar el acceso a tratamiento, diagnóstico y educación para las personas con diabetes (OPS, 2024).
La OPS estima que solo el 50% de las personas con diabetes tipo 2 en el mundo recibe la insulina que necesita, lo que refleja las limitaciones en los sistemas de salud para garantizar el tratamiento adecuado (PAHO, 2024).
De acuerdo con el INSP y la OMS, los factores de riesgo más importantes para desarrollar diabetes tipo 2 incluyen:
-Edad superior a los 45 años
-Obesidad o sobrepeso
-Inactividad física
-Antecedentes familiares de diabetes
-Alta ingesta de alimentos ricos en grasas y azúcares
La diabetes está asociada con importantes riesgos para la salud, como ceguera, insuficiencia renal, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y amputaciones, según la OMS. Además, las personas con diabetes tienen el doble de riesgo de padecer tuberculosis (TB), y aquellas con ambas enfermedades enfrentan una mayor probabilidad de recaídas o de mortalidad durante el tratamiento, lo que plantea grandes desafíos para los sistemas de salud en América Latina.
En México, el acceso a medicamentos y consultas es esencial para prevenir estas complicaciones; sin embargo, los altos costos y la falta de cobertura en algunos servicios de salud representan obstáculos significativos (INSP, 2024).
Para las personas con diabetes, el tratamiento implica controlar los niveles de glucosa, la presión arterial y los lípidos. Una alimentación equilibrada, el ejercicio y los medicamentos son parte de una estrategia de manejo integral que busca mantener la glucosa en un rango saludable. En México, el control de la glucosa en la población diabética es bajo: solo una de cada cuatro personas logra mantener sus niveles en rangos saludables (INSP, 2024).
Además, quienes reciben atención en el sistema de salud pública tienen mejores resultados de control en comparación con aquellos que acuden a servicios privados o de farmacia, lo que resalta la necesidad de fortalecer los programas de educación y apoyo en el manejo de la diabetes.
Prevención y recomendaciones: cómo afrontar la crisis de diabetes en México
La prevención es fundamental para detener la epidemia de diabetes en México. Las recomendaciones para la población incluyen exámenes de detección de glucosa cada tres años a partir de los 20 años para quienes presentan factores de riesgo, así como llevar un estilo de vida saludable basado en una dieta balanceada y actividad física.
Recomendaciones clave:
-Detección oportuna: Realizar pruebas de glucosa en personas con factores de riesgo para identificar la diabetes en etapas iniciales.
-Asistencia médica regular: Seguir el tratamiento médico y acudir a consultas para ajustar la medicación cuando sea necesario.
-Monitoreo constante: Controlar los niveles de glucosa y otros factores de riesgo, como la presión arterial y el colesterol.
-Educación en el autocuidado: Enseñar al paciente a gestionar su enfermedad es clave para lograr una adherencia terapéutica adecuada.
El incremento de casos de diabetes en México requiere una respuesta integral. Aunque hay múltiples opciones terapéuticas y mayor conciencia sobre el problema, la prevalencia y complicaciones de esta enfermedad continúan aumentando. Combatir esta epidemia implica un esfuerzo tanto del sistema de salud, en cuanto a educación y atención a los pacientes, como de la sociedad, para fomentar estilos de vida más saludables. La educación en salud, la detección temprana y un mejor acceso a la atención médica son pasos necesarios para mitigar los efectos de la diabetes en el país.
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