
Durante la conferencia presidencial de este martes 19 de agosto, el secretario de Salud, David Kershenobich, advirtió que el consumo de refrescos desde edades tempranas se ha convertido en un problema de salud pública en México. Aseguró que las consecuencias van más allá de la obesidad y la diabetes, ya que también afectan directamente al sistema cardiovascular y al intestino.
México y Colombia encabezan la lista mundial de consumo, con un promedio de 166 litros por persona al año. Según Kershenobich, siete de cada diez menores mexicanos beben refresco diariamente, incluso en el desayuno. Este hábito ha ocasionado que cuatro de cada diez niños y adolescentes tengan sobrepeso u obesidad, rebasando en más de un 10% lo que recomienda la OMS.
El funcionario recalcó que estas bebidas están asociadas a padecimientos graves como hipertensión, problemas cardíacos, insuficiencia renal, hígado graso y cirrosis, llegando en algunos casos a requerir hemodiálisis. Solo en 2024, México reportó 190 mil fallecimientos por enfermedades cardiovasculares y 110 mil por diabetes.
Asimismo, advirtió que los refrescos light no son una alternativa segura: el consumo diario de dos puede alterar las bacterias intestinales y elevar el riesgo de infarto o hemorragia cerebral.
Para contrarrestar esta problemática, la Secretaría de Salud implementa el programa Vive Feliz, Vive Saludable, dirigido a fomentar desde la infancia hábitos alimenticios más sanos y reducir la incidencia de enfermedades crónicas.
“Debemos reflexionar y modificar nuestra forma de alimentarnos para proteger la salud de los niños desde sus primeros años”, concluyó Kershenobich.

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