
Científicos lograron descifrar un antiguo aroma al identificar los ingredientes utilizados en los bálsamos de momificación egipcios, y recrearon su fragancia.
Nombrada como “el aroma de la vida eterna”, la fragancia se basa en la cera de abejas, los aceites vegetales y las resinas de árboles de tierras lejanas que el equipo encontró en bálsamos utilizados hace más de 3.500 años para preservar a Senetnay, una noble cuyos restos se colocaron en vasos canopos y se descubrieron en el Valle de los Reyes de Egipto, en 1900.
La investigación publicada en la revista Scientific Reports, detalla que los órganos de la mujer ya no se encontraban en los recipientes hechos de piedra caliza, hallados en una tumba del Valle de los Reyes, en el sur de Egipto, por el arqueólogo británico Howard Carter hace más de un siglo, sin embargo, aún conservan parcialmente restos de los bálsamos en su interior.
Así, los científicos extrajeron muestras y descubrieron que, para elaborar los bálsamos, combinaban productos naturales e ingredientes odoríferos, como aceites, grasas, cera de abejas y betún que se mezclaron con resinas pináceas.
El aroma conseguido es uno de los más complejos jamás identificados en una época tan temprana del antiguo Egipto.
Para quienes estén interesados en oler el pasado el bálsamo estará en exhibición en el Museo Mosgaard en Dinamarca, en donde será posible podrán encontrar y experimentar de primera mano lo que los investigadores han llamado «el aroma de la eternidad».