
El martes, el Tren Maya presentó un incidente en la estación de Izamal, Yucatán. Las autoridades aclararon de inmediato que no se trató de un descarrilamiento, sino de una “anomalía en el cambio de vía”, también conocida como “desvío de aguja”.
Durante la conferencia matutina, el director general del proyecto, general Óscar David Lozano, explicó que el Tren 304, proveniente de Cancún, registró un movimiento inesperado en uno de sus bogies (estructura que sostiene ruedas y ejes) cuando circulaba por la vía 4. Este fallo provocó que el bogie se desacomodara y saliera de la vía, lo que ocasionó que el cuarto vagón quedara inclinado sobre el Tren 307, que estaba estacionado en una vía paralela.
Lozano subrayó que esta falla no debería haberse producido con el diseño del sistema ferroviario, por lo que se notificó a la Fiscalía General de la República (FGR) para iniciar una investigación. Peritos ya realizan la evaluación de los daños, trámite necesario también para el seguro.
El director detalló que los protocolos de emergencia funcionaron correctamente:
-La maquinista percibió la falla y accionó de inmediato el freno de emergencia.
-El tren se detuvo de manera controlada.
Personal operativo, junto con la Guardia Nacional, desalojaron a los pasajeros en orden y sin contratiempos.
No hubo heridos ni daños a los usuarios de los trenes 304 y 307. Lozano recalcó que “la seguridad de cada persona que viaja con nosotros es y seguirá siendo la prioridad”. El incidente tampoco interrumpió las demás corridas programadas para ese día.
Desafío económico del proyecto: la carga como clave
Meses atrás, en una reunión con la Asociación Mexicana de Ferrocarriles (AMF), Lozano Águila habló sobre la sostenibilidad financiera del Tren Maya. Afirmó que el proyecto alcanzará su punto de equilibrio hasta 2030 y que este objetivo depende principalmente de incorporar el servicio de carga.
Incluso operando al máximo en transporte de pasajeros, los ingresos no cubrirían los costos de operación. “Ninguna empresa ferroviaria en el mundo dedicada exclusivamente al transporte de pasajeros es rentable”, reconoció el funcionario.
La estrategia contempla reactivar la infraestructura de carga ya existente en la península. Se prevé que las operaciones inicien en 2027, con una meta de movilizar cerca de dos millones de toneladas de mercancías anuales. Para mediados de 2026 se espera formalizar acuerdos con industrias locales y nacionales que actualmente transportan sus productos por carretera, varias de las cuales ya han manifestado interés en volver al ferrocarril.