
El ejército israelí lanzó ayer una operación terrestre en Ciudad de Gaza, ignorando el llamado de la ONU a frenar la “carnicería”. El ministro de Defensa, Israel Katz, declaró que el principal centro urbano del enclave palestino quedó “en llamas” tras los ataques, en los que la Defensa Civil gazatí reportó 44 muertos.
De acuerdo con el ejército, cerca del 40% de la población fue desplazada hacia el sur, mientras que las fuerzas israelíes aseguran avanzar hacia el centro de la ciudad, considerada uno de los últimos bastiones de Hamás. Tras casi dos años de guerra y un mes de intensificación de bombardeos, gran parte de la localidad está en ruinas, con un saldo que supera los 64 mil 900 fallecidos en toda la Franja de Gaza, en su mayoría civiles.
El secretario general de la ONU, António Guterres, denunció que Israel no muestra interés en negociar un alto al fuego que incluya la liberación de rehenes y admitió que la organización carece de medios para garantizar protección a la población civil, debido también a la muerte de 400 de sus empleados en la zona.
Paralelamente, la Comisión Internacional Independiente de Investigación de la ONU acusó a Israel de cometer un genocidio contra los palestinos. Navi Pillay, jefa de la comisión, señaló que el Estado israelí incurrió en cuatro de los cinco actos de genocidio reconocidos por la Convención de 1948, entre ellos asesinatos, daños graves físicos y psicológicos, condiciones de vida destinadas a destruir al grupo y medidas para impedir nacimientos.
Se trata de la primera vez que una investigación de la ONU atribuye formalmente a Israel la comisión de genocidio en Gaza.