
El fuerte terremoto de magnitud 7.7 que sacudió el centro de Myanmar ayer viernes, ocasionando daños en Naypyidaw, la capital administrativa, y generando temblores que se sintieron en varias regiones de Tailandia y el sur de China, ha dejado, hasta el momento, más de mil muertos y más de dos mil 300 heridos.
El sismo tuvo epicentro al noroeste de la ciudad de Sagaing y a una profundidad reducida, lo que intensificó sus efectos en la superficie. Minutos después, una réplica de magnitud 6.4 sacudió la misma área, aumentando la alerta en la región.
En Naypyidaw, se reportaron grietas en edificaciones, desprendimiento de techos y daños graves en carreteras. El movimiento telúrico duró aproximadamente 30 segundos.
Los efectos del terremoto trascendieron las fronteras de Myanmar. En Tailandia, se percibió con intensidad desde el norte hasta Bangkok.
Myanmar se encuentra en la intersección de dos placas tectónicas, lo que lo convierte en uno de los países con mayor actividad sísmica a nivel mundial. Sin embargo, los terremotos de gran intensidad y destructivos han sido relativamente poco comunes en la región de Sagaing.
Esta área ha experimentado numerosos sismos importantes, con más de 14 eventos de magnitud 6 o superior en el último siglo. Entre ellos, destacan un terremoto de magnitud 6.8 cerca de Mandalay en 1956 y otro de 7.6 registrado más al norte en 1946.
Cuando un terremoto de gran magnitud ocurre en una zona densamente poblada, con más de un millón de habitantes y muchas edificaciones vulnerables, las consecuencias suelen ser catastróficas. Los primeros reportes sugieren que este evento no es la excepción.
El sismo de magnitud 7.7 parece haber afectado un tramo de 200 km de la falla de Sagaing, una importante fractura geológica con orientación norte-sur que separa la placa de la India de la placa de la Sonda. La ruptura se extendió en dirección norte-sur durante poco más de un minuto, generando desplazamientos de hasta 5 metros en ciertas zonas.