
Al menos 18 personas perdieron la vida tras el paso de intensas tormentas y tornados que afectaron varios estados en el sur y centro de Estados Unidos, según informaron las autoridades locales este sábado. La región sigue bajo máxima alerta debido a la posibilidad de nuevos fenómenos meteorológicos extremos que podrían causar más daños en las próximas horas.
El gobernador de Misisipi, Tate Reeves, informó a través de redes sociales que al menos seis condados fueron impactados por tornados en la madrugada del sábado. Además, señaló que tres personas fueron hospitalizadas, aunque advirtió que esta cifra podría aumentar. Reeves también alertó sobre la llegada de más condiciones climáticas severas a lo largo del día.
Estas tormentas forman parte de un extenso sistema que se extiende desde la frontera con Canadá hasta Texas, afectando a más de 100 millones de personas.
En Misuri, las autoridades confirmaron la muerte de al menos 11 personas a causa de las tormentas. El gobernador Mike Kehoe elogió el esfuerzo incansable de los equipos de emergencia y voluntarios que trabajan para atender la crisis.
Oklahoma registró una víctima mortal relacionada indirectamente con las tormentas, debido al humo denso generado por los incendios. El gobernador Kevin Stitt reportó que alrededor de 293 viviendas y estructuras fueron destruidas, y que los incendios han consumido más de 70 mil acres (unos 20 mil 327 hectáreas). «Es una situación devastadora», expresó Charles Daniel, un camionero afectado por los fuertes vientos.
En Arkansas, tres personas fallecieron y 29 resultaron heridas en varios condados tras el paso del sistema tormentoso durante la noche. La División de Manejo de Emergencias activó el Centro Estatal de Operaciones ante la magnitud del desastre.
En Texas, una tormenta de polvo provocó accidentes fatales en el condado de Amarillo. Cindy Barkley, del Departamento de Seguridad Pública, describió la situación como una de las peores que ha presenciado, con visibilidad prácticamente nula.
Además de las tormentas y tornados, la región enfrenta una grave crisis de incendios forestales, avivados por el clima seco y los fuertes vientos. En Oklahoma se han reportado aproximadamente 150 incendios, mientras que en Texas el fuego se ha propagado rápidamente, obligando a evacuaciones en diversas comunidades.
En Georgia, el gobernador Brian Kemp declaró el estado de emergencia, señalando que la tormenta llegaría en un momento crítico, cuando muchas personas ya se encuentran descansando. Hizo un llamado a la población para mantenerse alerta y seguir las recomendaciones de seguridad.
El Servicio Meteorológico calificó la magnitud de estas tormentas como un evento potencialmente histórico debido a su alcance e intensidad. Bill Bunting, del Centro de Predicción de Tormentas, destacó que el principal peligro radica en la gran extensión de las áreas afectadas y los efectos significativos que están generando.
Las autoridades meteorológicas mantienen una alerta máxima en Misisipi y Alabama ante la posibilidad de tornados violentos, granizo de gran tamaño y lluvias torrenciales que podrían ocasionar inundaciones repentinas durante el fin de semana.