
La alcaldesa de Ámsterdam, Femke Halsema, sugiere que la regulación de drogas como la cocaína y el éxtasis podría ser crucial para combatir el narcotráfico y sus impactos perjudiciales en la juventud de la ciudad.
Propone la posibilidad de que estas sustancias se obtengan a través de farmacias o del sistema médico, como medida para desmantelar el poder de los traficantes.
Aunque reconoce los riesgos asociados con algunas drogas, critica la efectividad de los métodos actuales de represión y aboga por encontrar enfoques más efectivos para regularlas.
Enfatiza que en Ámsterdam, donde 80 por ciento de las actividades policiales están relacionadas con el tráfico de drogas, la situación es especialmente preocupante debido al impacto desastroso que tiene en la juventud.
A pesar de los esfuerzos represivos, el precio de la cocaína no ha cambiado, lo que indica que la represión no está funcionando como se espera.
Plantea la pregunta de si tiene sentido dejar el tráfico de drogas en manos de criminales en lugar de buscar un modelo de mercado regulado.
Sin embargo, esta postura es criticada por algunos, como el alcalde de Amberes, Bart de Wever, quien aboga por una guerra contra las drogas.
Halsema también cuestiona la criminalización de los consumidores y aboga por un enfoque más pragmático y económico en el debate sobre las drogas.
A pesar de la reticencia del gobierno nacional a abordar el tema, Halsema ha iniciado una discusión internacional sobre cómo regular las drogas, con el apoyo de otros líderes municipales de todo el mundo.
Halsema destaca la necesidad de abordar toda la cadena del tráfico de drogas, desde la producción hasta el consumo, para evitar que los criminales encuentren huecos en el sistema.
Rechaza la idea de que la postura tolerante de los Países Bajos hacia las drogas ligeras sea la responsable del aumento del tráfico de cocaína, argumentando que esto se debe más a la ubicación geográfica y las tradiciones comerciales del país.
Además, señala el creciente impacto del narcotráfico en el sistema judicial y advierte sobre el riesgo de que el país se convierta en un «narcoestado» si no se aborda adecuadamente el problema.
En última instancia, Halsema aboga por un enfoque más amplio y coordinado, tanto a nivel nacional como internacional, para abordar la complejidad del problema del narcotráfico.