
Durante el año 2024, los trópicos experimentaron la pérdida récord de 6,7 millones de hectáreas de selva tropical primaria, una superficie comparable al tamaño de Panamá. Este alarmante retroceso fue provocado, en gran medida, por incendios de gran magnitud, superando cualquier otro año registrado en al menos las dos últimas décadas.
De acuerdo con los últimos datos del Laboratorio de Análisis y Descubrimiento Global de Tierras (GLAD) de la Universidad de Maryland, publicados en la plataforma Global Forest Watch del Instituto de Recursos Mundiales (WRI), la superficie de selvas tropicales primarias afectada por incendios en 2024 fue cinco veces mayor que la registrada en 2023.
Estas selvas representan ecosistemas esenciales, ya que sostienen medios de vida, regulan el carbono, abastecen de agua y albergan una rica biodiversidad. La deforestación en 2024 generó 3,1 gigatoneladas de gases de efecto invernadero, cifra que supera las emisiones anuales por uso de combustibles fósiles de la India.
Aunque algunos ecosistemas experimentan incendios de manera natural, en las selvas tropicales estos eventos son casi siempre de origen humano, generalmente vinculados a la quema de tierras para uso agrícola, lo que a menudo provoca que el fuego se extienda sin control a zonas boscosas vecinas.
El informe señala que 2024 fue el año más caluroso del que se tiene registro, con condiciones de sequía e incremento de temperaturas intensificadas por el cambio climático y el fenómeno de El Niño. América Latina fue una de las regiones más afectadas, y se revirtió el progreso observado en 2023 en países como Brasil y Colombia, donde se había logrado reducir la pérdida de bosque primario.
Aunque los bosques tienen capacidad de regeneración tras los incendios, su recuperación se ve obstaculizada por la combinación del cambio climático y la conversión del uso del suelo a actividades agrícolas, lo que además incrementa la probabilidad de futuros incendios.
Por otro lado, la deforestación no vinculada a incendios también aumentó un 14 % entre 2023 y 2024, motivada principalmente por la transformación de áreas boscosas en terrenos agrícolas. Si bien la expansión agrícola ha sido históricamente la principal causa de pérdida de selvas tropicales en las últimas dos décadas, en 2024 los incendios forestales pasaron a ser el factor dominante, responsables de casi la mitad de la deforestación registrada.
El informe del WRI concluye que es urgente reforzar las medidas de protección de los bosques a nivel mundial, en beneficio del clima, la biodiversidad y las comunidades humanas.