La Secretaría de Bienestar ha puesto en marcha la segunda fase del programa Sembrando Vida, cuyo objetivo es consolidar la producción generada por las y los sembradores y llevarla hacia esquemas de comercialización sustentables. Para ello, se fortalecen las Comunidades de Aprendizaje Campesino (CAC), que permiten articular los productos de cada región con mercados locales, el registro de marcas, la creación de puntos de venta y la geolocalización de las unidades productivas.
La subsecretaria de Inclusión Productiva y Desarrollo Rural, Columba Jazmín López Gutiérrez, explicó que este modelo de gestión permitirá garantizar la trazabilidad de los productos. Es decir, cada comprador podrá conocer con exactitud dónde fue cultivado, transformado y procesado el alimento o bien adquirido.
Durante el Taller de Capacitación “Requerimientos para productos procesados”, realizado en las instalaciones de la Secretaría de Bienestar, la funcionaria destacó la importancia de trabajar de manera coordinada con otras dependencias del Gobierno de México, como la Secretaría de Economía, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) y el IMPI.
El propósito es consolidar un programa integral que combine aspectos ambientales, sociales, de sanidad y de organización comunitaria para impulsar el desarrollo económico en el campo.
Actualmente, Sembrando Vida cuenta con cerca de mil 600 productos desarrollados en distintas presentaciones con valor agregado que buscan cumplir con las normas del mercado para su venta. Entre ellos se encuentran totopos, tostadas, jugos, chocolates, café, mermeladas, cacao y frutas procesadas; además de productos frescos como plátano, limón, piña y papaya.
El programa se desarrolla en 24 entidades del país y suma la participación de 419 sembradoras y sembradores, quienes producen y transforman artículos como café, harina de plátano y otros alimentos regionales.
En el encuentro, la directora Divisional de Novación Comunitaria y Propiedad Industrial del IMPI, Talía Vázquez Alatorre, subrayó que Sembrando Vida puede convertirse en un aliado estratégico para proteger la riqueza productiva de las comunidades mexicanas a través de las indicaciones geográficas y denominaciones de origen, lo que abre la posibilidad de dar mayor valor a productos nacionales como textiles, café y otros.
Según explicó, los bienes que cuentan con certificación o indicación geográfica pueden alcanzar hasta un 70% más de valor en los mercados internacionales.
Por su parte, el subdirector de Procesamiento Administrativo de Marcas del IMPI, Ricardo Garduño, reiteró que el Instituto busca respaldar a la población, proteger sus marcas, patentes y creaciones, y contribuir a que estos elementos se conviertan en un patrimonio propio de las comunidades y productores.
