
Durante la madrugada del viernes, el Vaticano instaló la chimenea que, a partir de la próxima semana, indicará si los cardenales reunidos en la Capilla Sixtina han elegido al sucesor del papa Francisco como líder de la Iglesia católica.
Un grupo de cuatro o cinco bomberos del Estado Vaticano subió al techo del imponente edificio para instalar el conducto marrón y estrecho por el que saldrá el humo, señal del resultado de la elección.
Aunque la operación pasó desapercibida para los numerosos turistas presentes en la Plaza de San Pedro, a partir del miércoles —cuando comience el cónclave— millones de personas en Roma y en todo el mundo seguirán con atención lo que ocurra con esa chimenea.
Serán 133 cardenales quienes, bajo los frescos de Miguel Ángel, se encierren en la Capilla Sixtina desde el miércoles para seleccionar al nuevo jefe espiritual de los 1.400 millones de católicos en el mundo.
Cada día, realizarán cuatro votaciones: dos en la mañana y dos en la tarde, con excepción del primer día. Las papeletas utilizadas, junto con cualquier nota o registro, se quemarán en una estufa: si hay nuevo papa, el humo se verá blanco, indicando que “Habemus Papam”. De lo contrario, se utilizará un compuesto especial para producir humo negro.
La colocación de la chimenea coincidió con la reanudación de las reuniones previas entre cardenales, donde se debaten los retos y prioridades del futuro para esta institución milenaria.
Cabe destacar que el 80% de los cardenales que votarán fueron nombrados por Francisco, muchos de ellos provenientes de regiones anteriormente poco representadas por la Iglesia. Las reuniones permiten compartir opiniones y conocer diferentes posturas.