
El Síndrome de Down no constituye una enfermedad, sino que se origina como resultado de una anomalía genética que perdura a lo largo de toda la vida.
El 21 de marzo es designado como el Día Mundial del Síndrome de Down por la Asamblea General de las Naciones Unidas desde 2011, con el propósito de aumentar la conciencia pública sobre este tema y destacar las valiosas contribuciones de las personas con discapacidad intelectual como agentes de bienestar y diversidad en sus comunidades.
Este día también subraya la importancia de su autonomía e independencia individual, en especial su libertad para tomar decisiones por sí mismos.
El Síndrome de Down implica una alteración genética que resulta en la presencia de 47 cromosomas en lugar de los 46 habituales, con una copia adicional del cromosoma 21.
Esta duplicación afecta el desarrollo tanto físico como cognitivo del individuo, presentando desafíos mentales y físicos.
A nivel mundial, se estima que uno de cada mil cien bebés nace con Síndrome de Down, experimentando variaciones en el desarrollo intelectual y motor desde temprana edad.
Además, estas personas pueden enfrentar complicaciones cardíacas, así como problemas de visión y audición. Sin embargo, una atención médica adecuada puede mejorar significativamente su calidad de vida.
Es común que las personas con Síndrome de Down sufran discriminación, a pesar de tener los mismos derechos que todos los demás.
Con nuestro apoyo, pueden vivir vidas plenas y participar activamente en la sociedad, disfrutando de una inclusión educativa, laboral y social sin restricciones.
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