El 28 de septiembre se conmemora el Día Mundial contra la Rabia, en recuerdo del fallecimiento de Louis Pasteur en 1895, científico y médico que desarrolló la primera vacuna contra esta enfermedad. Su aporte fue clave para prevenir el contagio y la propagación de un virus altamente mortal.
Se calcula que en el 99% de los casos de rabia en humanos, la fuente de infección es un perro contagiado. Por ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS), junto con organismos internacionales como la OIE, la FAO y la Alianza Mundial para el Control de la Rabia (GARC), se han propuesto erradicar esta enfermedad en los perros y evitar muertes humanas para el año 2030.
Los avances más significativos se han logrado mediante campañas de vacunación masiva en perros y gatos, así como en la aplicación de tratamientos preventivos en personas que han estado expuestas tras mordeduras o arañazos de animales con riesgo de portar el virus. Gracias a estas medidas, en las Américas la transmisión de la rabia se ha reducido hasta en un 98%, lo que representa un progreso notable hacia la eliminación casi total de la enfermedad en humanos.
La rabia es causada por un virus infeccioso que ataca a todos los mamíferos, incluido el ser humano. Se transmite principalmente por la saliva de animales enfermos que entra en contacto con la sangre de la víctima, generalmente a través de mordeduras. A nivel mundial, la enfermedad ocasiona más de 55 mil muertes anuales, de las cuales la mayoría ocurren en África y Asia, afectando principalmente a niños menores de 15 años.
Aunque el panorama global aún es preocupante, en América se han logrado reducciones importantes de casos. La clave está en la prevención, la vacunación animal y la atención médica inmediata tras una posible exposición.
El periodo de incubación varía entre semanas y meses, dependiendo de factores como la localización de la herida y la cantidad de virus en el organismo. Entre los primeros síntomas se presentan fiebre alta y dolor en la zona afectada; si la enfermedad progresa, puede provocar inflamación cerebral y medular, llevando a la muerte en fases avanzadas.