
Cada 9 de julio se conmemora en todo el mundo el Día Internacional de la Destrucción de Armas de Fuego, una efeméride que surgió a partir de la Conferencia General sobre el Comercio Ilícito de Armas Pequeñas y Ligeras, realizada en 2001 en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Desde esa fecha, miles de ciudadanos han entregado sus armas para ser destruidas; sin embargo, lejos de disminuir, la presencia de pistolas, revólveres y rifles ha crecido de forma alarmante.
Oxfam Internacional, una de las principales voces en esta causa, ha reiterado que este día busca unir esfuerzos ciudadanos para retirar del entorno social una cantidad considerable de armas. Pese a que cada 9 de julio se destruyen alrededor de 800 mil armas de fuego, el problema persiste, pues por cada una que se elimina, al menos diez nuevas son producidas.
El verdadero trasfondo del problema, según advierten diversas organizaciones, es la falta de voluntad por parte de los gobiernos y países productores de armamento. Mientras continúe la fabricación de armas, será imposible erradicar la violencia y los conflictos armados que estas generan.