
El 14 de noviembre se conmemora el Día Internacional contra el Tráfico Ilícito de Bienes Culturales, con el objetivo de crear conciencia sobre el robo y comercio ilegal de patrimonio cultural. Este delito afecta a todo el mundo, privando a las comunidades de su cultura, identidad y legado histórico. Las causas comunes de estos robos incluyen la ignorancia y la falta de ética.
En 2023, la UNESCO y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) señalaron que el tráfico ilícito de bienes culturales es un problema de seguridad global bajo el lema «Protege tu legado», alertando sobre los riesgos de este delito y cómo prevenirlo.
Además, la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional (UNTOC) vincula este crimen con actividades como el financiamiento del terrorismo, el crimen organizado, el tráfico de drogas y armas, el lavado de dinero y la corrupción.
Aunque no hay cifras exactas, la Asociación de Museos estima que el comercio ilícito de antigüedades genera entre 225 y 3,000 millones de dólares anuales, mientras que INTERPOL calcula entre 300 y 6,000 millones de dólares. El FMI señaló en 2009 que el mercado de arte ilícito aportaba al lavado de dinero un 2.7% del PIB mundial, equivalente a 1.6 billones de dólares.
El Día contra el Tráfico Ilícito de Bienes Culturales se celebra en esta fecha en recuerdo de la Convención de la UNESCO de 1970, que promueve la protección del patrimonio cultural. Desde su creación en 2019, este día busca frenar este delito que atenta contra la identidad cultural de las naciones, subrayando la importancia de proteger el patrimonio cultural para futuras generaciones.
Además, se han tomado medidas para fortalecer la lucha contra el comercio ilegal de bienes culturales y sensibilizar sobre el impacto que tiene en la identidad y el patrimonio de los países afectados. En colaboración con los países miembros, se discuten temas como la severidad de las sanciones, la vulnerabilidad de sitios arqueológicos en zonas de conflicto y la necesidad de mejorar los protocolos de seguridad en museos.
La UNESCO ha colaborado con más de 140 países en la creación de leyes y medidas para la recuperación de bienes culturales. Este tráfico representa una amenaza a la cultura y la historia, ya que involucra piezas de civilizaciones antiguas, y muchas terminan en manos de coleccionistas privados, lejos del acceso público y del ámbito museístico. La seguridad en museos y sitios arqueológicos sigue siendo vulnerable, con limitaciones de presupuesto para implementar sistemas de protección efectivos.
El comercio ilegal también incluye el saqueo de sitios históricos y la comercialización de objetos de valor en redes sociales, donde plataformas como Facebook e Instagram han prohibido la venta de artefactos históricos.
Proyectos como ATHAR investigan el tráfico de antigüedades en redes sociales y estudian su conexión con el crimen organizado. Casos como el robo de piezas arqueológicas del Museo Nacional de Antropología de México en 1985 o el saqueo de sitios históricos en Iraq muestran la magnitud del problema.
En operaciones internacionales, INTERPOL y otras agencias han logrado recuperar miles de piezas, como en España, donde se interceptaron más de 19,000 antigüedades en redes de tráfico global.