
El 11 de diciembre, las autoridades de salud en México identificaron la variante Pirola, también conocida como subvariante JN.1, del virus SARS-CoV-2. A pesar de este hallazgo, se descarta que Pirola represente una amenaza considerable en comparación con las cepas ya circulantes, según la Secretaría de Salud (Ssa).
La SSA emitió un comunicado asegurando que, según la evidencia científica disponible, la subvariante Pirola no implica un riesgo significativo para la salud pública. Aunque se ha detectado en México, se señala que la curva epidémica del COVID-19 muestra una disminución en los casos en las últimas semanas, lo que proporciona cierta estabilidad en la positividad al virus.
A pesar de la evaluación tranquilizadora, en países asiáticos como Singapur, donde Pirola ha demostrado una alta capacidad de transmisión, se ha vuelto a implementar el uso de cubrebocas como medida preventiva.
El primer caso de contagio con la subvariante Pirola en México fue registrado por el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos y el Instituto Nacional de Medicina Genómica.
Este desarrollo subraya la importancia del monitoreo continuo de las variantes del virus y la adopción de medidas proporcionadas para frenar su propagación. Aunque la situación se mantiene controlada en México, la vigilancia epidemiológica persiste como un elemento clave en la gestión de la pandemia.