
Cada 25 de marzo se celebra el Día Internacional de Recuerdo de las Víctimas de la Esclavitud y la Trata Trasatlántica de Esclavos, con el propósito de rendir homenaje a los millones de hombres, mujeres y niños que sufrieron este flagelo, consecuencia del racismo y los prejuicios sociales.
La esclavitud es un fenómeno social que se caracteriza por la privación de la libertad y la dignidad de las personas. Los esclavizados son forzados a trabajar en condiciones inhumanas sin recibir remuneración alguna, limitados únicamente a la subsistencia básica.
Históricamente, las víctimas de la esclavitud han provenido, en su mayoría, de regiones empobrecidas, principalmente de países en vías de desarrollo, donde la vulnerabilidad socioeconómica facilita su explotación.
El concepto de esclavitud ha existido desde tiempos remotos, cuando ciertos grupos humanos eran tratados como mercancías. Se les utilizaba para pagar deudas, como regalos o para realizar trabajos forzados sin ninguna consideración por su humanidad.
Aunque sus orígenes pueden rastrearse hasta la prehistoria, la esclavitud se consolidó con el desarrollo de la agricultura, cuando la necesidad de mano de obra llevó a la sistematización de esta práctica. También se empleó como castigo para quienes infringían las leyes o cometían delitos graves.
Durante más de cuatro siglos, la trata transatlántica de esclavos representó uno de los episodios más atroces de la historia. Millones de hombres, mujeres y niños fueron secuestrados en África, vendidos y transportados a América para desempeñar trabajos forzados en condiciones infrahumanas.
Este comercio inhumano destruyó vidas, separó familias y dejó una profunda huella de sufrimiento y opresión. Los esclavizados fueron tratados como simples herramientas de producción, sometidos a maltratos, violencia y explotación extrema.
Para honrar a las víctimas de la esclavitud, la ONU erigió un monumento que simboliza la memoria de aquellos que fueron vendidos ilegalmente y despojados de sus derechos fundamentales.
Este memorial, «El Arco del Retorno», inaugurado el 25 de marzo de 2015, sirve como recordatorio del sufrimiento causado por la esclavitud y la trata de personas, así como un llamado a la lucha contra el racismo y la discriminación en el mundo actual.
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