
A pesar de no contar con mayoría en el Congreso, el presidente Andrés Manuel López Obrador persiste en su intento de reformar el sistema de pensiones. Su propuesta pretende elevar a nivel constitucional la garantía de que las pensiones nunca sean menores que la tasa de inflación.
El mandatario mexicano argumenta que esta iniciativa busca corregir las injusticias generadas por la reforma de 1997 impulsada por Zedillo.
A pesar de la falta de respaldo parlamentario, López Obrador se compromete a presentarla, resaltando la urgencia de reformar el sistema para asegurar pensiones y jubilaciones dignas.
Anuncia que el Gobierno proporcionará recursos mientras se resuelve la escasez de fondos. Según el presidente, la segunda fase de la reforma laboral se centrará en ajustar de manera gradual el sistema de pensiones aprobado décadas atrás.
Además, se vinculará al aumento del salario mínimo, con el objetivo de garantizar que este siempre supere la inflación como un derecho constitucional.
López Obrador sostiene que este enfoque es crucial para revertir las decisiones de los tecnócratas que, en sus palabras, llevaron a cabo «una canallada» durante 36 años.