
Los romeritos, una delicia arraigada en la tradición, son un distintivo culinario de los siete pueblos originarios de Tláhuac.
San Andrés Mixquic, en particular, se ha erigido como el principal productor nacional de este preciado vegetal, un tesoro que enorgullece a toda la demarcación.
En la temporada de Cuaresma, las familias de estos pueblos mantienen viva la rica costumbre de preparar el «revoltijo», una receta que se remonta a la época colonial, donde las monjas de los conventos lo popularizaron por su naturaleza sin carne y su accesibilidad económica, al usar ingredientes locales como papas, nopales, mole y, por supuesto, romeritos.
Desde tiempos prehispánicos, los habitantes de los pueblos lacustres disfrutaban de los romeritos acompañados de ahuautles, pequeños huevos de mosco acuático. Esta tradición gastronómica ha perdurado hasta nuestros días, adaptándose incluso a recetas modernas que incorporan tortitas de camarón.
La labor conjunta entre la Dirección de Desarrollo Económico y Rural de Tláhuac y la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (Corenadr) ha brindado estabilidad económica a los agricultores locales.
Un ejemplo palpable de esto es que durante la temporada, cerca de 60 productores tienen la oportunidad de vender sus productos directamente en la Central de Abastos de la Ciudad de México (CEDA), el epicentro del comercio de alimentos en el país.
En el área de flores y hortalizas, específicamente en el andén 2 de la CEDA, se pueden adquirir los romeritos hasta el 30 de marzo, de 10 de la noche a 10 de la mañana.
Desde pequeñas porciones hasta grandes cantidades, con precios que parten desde los 8 pesos por kilogramo, esta iniciativa promueve tanto la cultura gastronómica como el sustento de las comunidades locales.