
El 25 de marzo de cada año se conmemora el Día Internacional de Recuerdo de las Víctimas de la Esclavitud y la trata Trasatlántica de Esclavos, en honor a aquellos que han sufrido la cruel realidad de la esclavitud debido al racismo y los prejuicios sociales.
En este contexto, se ha inaugurado el monumento «El Arco del Retorno» como un símbolo de recuerdo y homenaje a todas las víctimas de la esclavitud en el mundo.
Este monumento, erigido en la Organización de las Naciones Unidas, representa un recordatorio del sufrimiento experimentado por millones de personas que fueron vendidas ilegalmente y tratadas como esclavas, violando así sus derechos humanos.
La ONU ha establecido el tema para el año 2024 en relación con este día: «Crear libertad global: combatir el racismo con justicia en las sociedades y entre las naciones».
Este enfoque reconoce el comercio transatlántico de esclavos como una de las épocas más oscuras y traumáticas de la historia, marcada por el secuestro, tráfico y deshumanización brutal de africanos y sus descendientes durante siglos, dejando un legado pernicioso de racismo basado en la falsa narrativa de la supremacía blanca.
Es importante destacar que la esclavitud es una condición social en la que los seres humanos son tratados sin respeto alguno, siendo obligados a trabajar en condiciones deplorables sin remuneración alguna.
Esta práctica, que se remonta a tiempos antiguos, se institucionalizó como una forma de castigo y explotación, principalmente en los países subdesarrollados donde prevalece la extrema pobreza.
También el 25 de marzo de cada año se conmemora el Día Internacional de Solidaridad con el Personal Detenido y Desaparecido en honor a Alec Collett, un funcionario de las Naciones Unidas secuestrado y asesinado en 1985 mientras cumplía su labor.
Esta fecha busca honrar su memoria y destacar la importancia de proteger a quienes realizan trabajos humanitarios, evitando que tragedias como esta se repitan.
La Organización de las Naciones Unidas ha sido un faro de paz y esperanza en el mundo, pero ha enfrentado grandes pérdidas debido al secuestro, desaparición y asesinato de muchos de sus trabajadores humanitarios.
Para abordar esta problemática, en 1993 se adoptó una resolución para garantizar la seguridad del personal, seguida por la aprobación en 1994 de la Convención sobre la Seguridad del Personal de las Naciones Unidas y el Personal Asociado en la sexta comisión de la Asamblea General.
El embajador de Nueva Zelanda ante las Naciones Unidas, Colin Keating, jugó un papel fundamental en la realización de esta Convención al destacar la necesidad de proteger a todo el personal de la ONU y condenar los actos de violencia cometidos contra ellos. Además, se enfatizó la importancia de capacitar a los funcionarios, tanto civiles como militares, para enfrentar los riesgos asociados a su labor.
Dada la continua amenaza que enfrentan los trabajadores de las Naciones Unidas, es crucial implementar medidas adicionales de seguridad.
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A pesar de los esfuerzos, muchos empleados siguen siendo tomados como rehenes, lo que subraya la urgencia de proteger a estos valientes hombres y mujeres comprometidos con la paz mundial.