
Hace casi cuatro años, el mundo fue sacudido por la pandemia del COVID-19, pero en lugar de desaparecer, el virus ha experimentado cambios.
En los últimos meses, ha emergido Pirola, una variante del SARS-CoV-2 que ha afectado a miles de personas a nivel mundial. Identificada como BA.2.86 u Ómicron, esta cepa ha llamado la atención de la comunidad científica debido a su rápida propagación y mayor capacidad de contagio.
Aunque la variante Pirola comparte síntomas comunes con el COVID-19, su impacto en los pulmones es particularmente preocupante.
Un estudio realizado por el Centro Alemán de Primates revela que esta variante muestra una afinidad única por las células pulmonares. Mutaciones específicas permiten una replicación viral más veloz, lo que resulta en un aumento de la carga viral en los pulmones y explica la gravedad de los casos asociados.
Adicionalmente, la variante induce una respuesta inmunitaria intensa, contribuyendo a la inflamación y al daño tisular. Estos descubrimientos son esenciales para desarrollar estrategias terapéuticas más efectivas.
La amenaza de Pirola persiste, resaltando la importancia de la vigilancia y la investigación continua para comprender y combatir esta nueva variante del COVID-19.