
Cada 28 de diciembre, tanto en México como en todo el mundo, se celebra un festivo y tradicional intercambio de bromas conocido como el Día de los Santos Inocentes.
Esta arraigada costumbre, transmitida de generación en generación, brinda a las personas la oportunidad de disfrutar de 24 horas llenas de risas y travesuras.
Con sus raíces en el contexto cristiano, la festividad conmemora un acontecimiento histórico: la trágica masacre de niños recién nacidos en Belén, ordenada por Herodes en su intento por eliminar a Jesús de Nazaret.
El término «Santos Inocentes» destaca la inocencia de los niños menores de 2 años, quienes, según la historia, no habían cometido ningún pecado.
A pesar de sus inicios sombríos, con el tiempo, la celebración ha adoptado un tono más ligero. Inicialmente marcado por la tristeza asociada con la matanza de menores, el día se transformó gradualmente cuando los monaguillos, conocidos por sus travesuras, comenzaron a protagonizar bromas inocentes el 28 de diciembre.
Originalmente vinculado a la llegada de los Reyes Magos, el Día de los Santos Inocentes experimentó un cambio en su fecha a lo largo de la historia.
La frase emblemática después de cada broma, «Inocente palomita que te dejaste engañar», se ha convertido en el distintivo de esta jornada llena de risas.