
El presidente Donald Trump aseguró frente a altos mandos militares en Quantico, Virginia, que no persigue obtener el Premio Nobel de la Paz, aunque consideró que sería un “insulto” si no se le otorgara. Durante el acto, acompañado por el secretario de Guerra, Pete Hegseth, anunció una revisión profunda de los estándares del ejército y cuestionó lo que llamó “basura progresista”.
Trump señaló que el galardón probablemente se concederá a “un escritor”, pero advirtió que negárselo representaría una ofensa nacional. “¿Me darán el Nobel? En absoluto. Lo recibirán personas que no hicieron nada, quizá alguien que escribió un libro sobre cómo pensé para acabar con guerras”, ironizó. No obstante, precisó que lo que le interesa es que “lo obtenga el país” por los avances logrados en su plan de paz de 20 puntos para Gaza.
En su mensaje, el mandatario prometió “resucitar el espíritu guerrero” de las fuerzas armadas estadounidenses, mismas que —afirmó— construyeron y defendieron a la nación. “En los próximos años, transformaremos a nuestras fuerzas armadas en una institución más fuerte, más dura y más veloz”, expresó ante generales y almirantes.
Por su parte, Hegseth sostuvo que el ejército necesita una reforma que ponga fin a “décadas de decadencia” atribuidas a políticas de diversidad. Declaró la eliminación de la “basura ideológica”, que —dijo— incluye preocupaciones sobre cambio climático, acoso, liderazgos “tóxicos” y ascensos basados en raza o género. Aseguró que los nuevos criterios de reclutamiento y entrenamiento estarán enfocados en la capacidad física, aunque aclaró que las mujeres seguirán teniendo la posibilidad de servir si cumplen con los estándares.
La reorganización del Pentágono, ahora denominado Departamento de Guerra, ha implicado la salida de numerosos altos mandos, entre ellos el jefe del Estado Mayor Charles Brown, el jefe de la Armada y de la Guardia Costera, así como otros oficiales de alto rango. También se han aplicado recortes significativos en el número de generales y almirantes de cuatro estrellas.
A la par, la administración de Trump ha sido cuestionada por el despliegue de tropas en ciudades estadounidenses, así como por ataques militares en el Caribe, Irán y Yemen. Estas medidas, según críticos, reflejan el giro radical en la política de defensa bajo el liderazgo republicano.