
Autoridades sanitarias en Estados Unidos han encendido las alarmas por el crecimiento acelerado de infecciones provocadas por bacterias resistentes a antibióticos, conocidas como “bacterias de pesadilla”. Estas enterobacterias (CRE) generan enzimas como la NDM, que neutralizan a los carbapenémicos, limitando gravemente las alternativas terapéuticas.
De acuerdo con el informe más reciente del CDC, los casos de CRE con el gen NDM aumentaron más de 460 % en apenas cuatro años. Solo en 2023 se confirmaron más de 4,300 infecciones, aunque el número real podría ser mayor debido a la falta de capacidad diagnóstica en algunos estados.
Los hospitales concentran la mayoría de los contagios, ya que los pacientes hospitalizados suelen tener condiciones que favorecen la infección. La propagación ocurre con facilidad a través de dispositivos médicos, heridas o por contacto con el personal de salud.
Los síntomas son similares a los de infecciones comunes —como urinarias, neumonías o septicemias—, lo que retrasa su detección. Identificarlas a tiempo es clave para elegir el tratamiento adecuado y evitar su expansión.
Por su rápida propagación y la dificultad para tratarlas, las CRE se han convertido en uno de los mayores retos de la salud pública actual, lo que obliga a implementar acciones inmediatas para frenar su avance.