
El 5 de septiembre fue instituido como el Día Internacional de la Mujer Indígena, fecha que surgió en el marco del Segundo Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América, celebrado en Tihuanacu, Bolivia, en 1983.
Este día busca rendir homenaje a las mujeres indígenas que, con valentía y firmeza, han sido y continúan siendo pilares en la preservación de sus culturas, lenguas y tradiciones, así como en la defensa de la identidad de sus pueblos.
Se calcula que en América Latina existen alrededor de 522 pueblos indígenas, cuya población total alcanza aproximadamente los 42 millones de personas. De esta cifra, el 59% son mujeres, lo que representa más de la mitad. Sin embargo, pese a su relevancia numérica y social, ellas siguen siendo uno de los sectores más marginados, tanto dentro de sus comunidades como en la sociedad en general.
La mujer indígena enfrenta una triple discriminación:
Por su género: en varias comunidades aún prevalece el machismo, lo que limita el acceso de las niñas a la educación e, incluso, en ciertas prácticas tradicionales persiste la violencia sexual.
Por su origen étnico: en muchos países las poblaciones indígenas son tratadas como ciudadanos de segunda categoría.
Por la pobreza: muchas mujeres carecen del derecho a poseer la tierra en la que viven y trabajan, ya que la propiedad suele recaer en los hombres, de quienes dependen para poder cultivarla o aprovechar la cosecha.