Un nuevo y contundente informe de la Guardia Costera de Estados Unidos ha confirmado lo que muchos ya temían: la catástrofe del sumergible Titán, que cobró la vida de cinco personas en 2023, fue completamente evitable.
El documento, que supera las 300 páginas, revela múltiples negligencias y responsabiliza directamente a OceanGate, la compañía operadora del sumergible, por actuar con protocolos de seguridad deficientes, sin certificaciones oficiales y, lo más grave, por desatender repetidamente advertencias cruciales sobre los peligros que implicaba el Titán.
El informe describe una “cultura laboral tóxica” al interior de OceanGate, donde las inquietudes sobre seguridad eran minimizadas, encubiertas o castigadas. Tanto empleados como contratistas que intentaron alertar sobre posibles fallas fueron amenazados con despido u otras represalias.
Se documenta también el uso de tácticas intimidatorias, promesas de colaboración científica y una imagen pública cuidadosamente construida para evitar cualquier tipo de supervisión regulatoria.
Una de las conclusiones más severas indica que “OceanGate aprovechó deliberadamente vacíos legales para operar el Titán fuera de cualquier control normativo”, según se detalla en el informe.
Entre las irregularidades más críticas se encuentran fallos en el diseño, mantenimiento y monitoreo del sumergible, así como la ausencia de certificaciones válidas. Todo esto contribuyó a un escenario de alto riesgo que desembocó en la trágica implosión del Titán durante un viaje turístico hacia los restos del Titanic, en junio de 2023.
Cinco personas fallecieron a bordo del sumergible:
Stockton Rush, director ejecutivo de OceanGate y piloto del Titán
Paul-Henri Nargeolet, experto en exploración submarina
Hamish Harding, empresario británico
Shahzada Dawood y su hijo Suleman Dawood, miembros de una reconocida familia de Pakistán
Ninguno sobrevivió a la desaparición de la nave, ocurrida frente a las costas canadienses, la cual desencadenó una intensa búsqueda internacional que captó la atención mundial.
La Junta de Investigación Marina de EUA ha solicitado una regulación más estricta para las expediciones privadas en aguas profundas, un sector en rápida expansión pero sin supervisión clara.
Aunque OceanGate cesó sus actividades en julio de 2023, el informe ha desatado nuevas demandas y ha reavivado el debate sobre la necesidad de controlar este tipo de exploraciones extremas.