
A partir de este martes, los cardenales comienzan a instalarse en la residencia de Santa Marta y otras áreas del Vaticano, donde permanecerán incomunicados durante el cónclave que elegirá al sucesor del papa Francisco.
La elección del próximo pontífice es un gran misterio tanto para los 1,400 millones de católicos como para el resto del mundo, especialmente tras el pontificado reformista del papa Francisco, que generó tanto entusiasmo como divisiones dentro de la Iglesia.
El cónclave comenzará formalmente el miércoles. A partir de las 15:00 (13:00 GMT), se bloquearán todas las comunicaciones dentro del Vaticano para evitar cualquier influencia externa sobre los cardenales, según anunció la Santa Sede.
Durante este proceso, los cardenales no podrán usar teléfonos, acceder a internet ni tener contacto con los medios. Además, deben mantener absoluto silencio sobre todo lo relacionado con la elección del nuevo papa.
Mientras tanto, en la plaza de San Pedro, miles de fieles observarán la chimenea colocada en el techo de la Capilla Sixtina, esperando ver la famosa fumata blanca, señal de que el nuevo papa ha sido elegido.
En los cónclaves anteriores, como los que eligieron a Benedicto XVI en 2005 y a Francisco en 2013, la decisión se tomó en dos días. Sin embargo, se anticipa que esta vez podría tardar más, dado que será el cónclave más diverso hasta la fecha, con cardenales de 70 países diferentes.
En total, 133 cardenales menores de 80 años participarán en la elección. La mayoría de ellos fueron nombrados durante el pontificado de Francisco, el primer papa de América Latina.
Debido a la cantidad de participantes, la residencia de Santa Marta no fue suficiente para albergarlos a todos, por lo que se habilitó un edificio adyacente donde normalmente se alojan funcionarios del Vaticano.
Los cuartos fueron asignados por sorteo, y los cardenales pueden instalarse desde este martes hasta la misa del miércoles en la basílica de San Pedro, la cual marca el inicio del cónclave. Para entonces, ya deben haber entregado sus teléfonos.
El personal que los asistirá durante el proceso —como médicos, trabajadores del comedor, limpieza o ascensoristas— también juró mantener en secreto todo lo que ocurra, bajo pena de excomunión.
Este martes también se celebró la última reunión preparatoria de los cardenales, encuentros que han tenido lugar casi a diario desde el fallecimiento de Jorge Mario Bergoglio, el 21 de abril. En esas sesiones, han discutido temas cruciales para la Iglesia.
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