El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó este martes un decreto con el objetivo de minimizar los efectos económicos negativos causados por la aplicación simultánea de diversos aranceles a los fabricantes de automóviles.
Según informó un funcionario del Departamento de Comercio, la tarifa del 25 % impuesta a los vehículos importados no se sumará al arancel del 25 % que ya se aplica al acero o al aluminio utilizados en su fabricación.
Por ahora, las autopartes provenientes de Canadá y México estarán exentas de estos aranceles, siempre que se comercialicen bajo el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
En este año, Trump ha comenzado a replantear su enfoque hacia las tarifas comerciales que caracterizaron su mandato anterior. Aunque durante su presidencia impulsó una política proteccionista, especialmente frente a China, en los últimos meses ha adoptado una posición más matizada, reconociendo que no todos los aranceles son indispensables para alcanzar los objetivos económicos del país.
En recientes discursos y declaraciones, el exmandatario ha expresado que ciertas tarifas podrían ser revisadas, especialmente aquellas que repercuten negativamente en los consumidores estadounidenses.
A pesar de este giro en su política comercial, su postura frente a China se mantiene firme. Trump insistió en que el gobierno chino debe cumplir con el acuerdo comercial alcanzado en 2020, y advirtió que podría reactivar ciertos aranceles si las negociaciones no avanzan positivamente.
Este cambio de tono llega en un momento clave, ya que diversos analistas coinciden en la necesidad de una política comercial más equilibrada que promueva el crecimiento económico y preserve la competitividad internacional. Sin embargo, expertos alertan que esta evolución en las medidas arancelarias podría provocar incertidumbre en los mercados, dado que la política comercial de Trump ha influido profundamente en la economía global durante los últimos diez años.