
Cada 17 de abril se celebra a nivel global el Día Mundial de la Hemofilia, una fecha establecida por la Federación Mundial de Hemofilia (FMH) en honor al natalicio de su fundador, Frank Schnabel. Esta jornada tiene como propósito principal sensibilizar a la sociedad sobre esta enfermedad, así como fomentar el intercambio de conocimientos e investigaciones que contribuyan a mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.
La hemofilia es una enfermedad de origen genético que impide la correcta coagulación de la sangre. Se caracteriza por hemorragias espontáneas y prolongadas debido a la deficiencia de una proteína clave llamada factor de coagulación.
Cuando este factor falta o no funciona adecuadamente, los coágulos que detienen el sangrado tardan más en formarse, provocando hemorragias que pueden afectar órganos vitales.
La hemofilia es una enfermedad hereditaria vinculada al cromosoma X, lo que hace que sea más común en varones. Las mujeres, al tener dos cromosomas X, suelen ser portadoras, mientras que los hombres, con solo uno, pueden desarrollar la enfermedad si este está afectado.
También puede surgir de manera espontánea, sin antecedentes familiares. Esta variante se conoce como hemofilia adquirida.
Aunque no tiene cura definitiva, existen tratamientos que mejoran significativamente la coagulación y permiten a los pacientes llevar una vida más estable. La gravedad de la enfermedad varía desde formas leves hasta casos severos.
Figuras históricas con hemofilia
A lo largo del tiempo, varios personajes han padecido esta enfermedad:
Alexei Románov, hijo del último zar de Rusia, vivió con hemofilia desde temprana edad. Su salud fue motivo de preocupación constante hasta su trágico final junto a su familia.
Richard Burton, destacado actor estadounidense, también fue diagnosticado con hemofilia, aunque mantuvo esta condición en privado.
La Reina Victoria fue portadora del gen de la hemofilia y lo transmitió a varios de sus hijos, convirtiéndose en un eslabón clave en la propagación de la enfermedad en la realeza europea.
Según la Federación Mundial de Hemofilia, se han logrado progresos importantes en la búsqueda de una posible cura, destacando la investigación en terapia génica.
Estudios en animales, especialmente en perros con hemofilia tipo B, han mostrado resultados prometedores tras la administración de un factor de coagulación clonado. También se han desarrollado terapias para la hemofilia tipo A, como el uso de anticuerpos que simulan la función del factor VIII, los cuales han dado buenos resultados en pruebas iniciales realizadas en Japón.