
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó la imposición de un arancel permanente del 25% a los vehículos fabricados fuera del país.
Esta medida se aplicará de manera progresiva, comenzando el 2 de abril con una tarifa inicial del 2.5%. Además, la disposición abarca autopartes como motores, transmisiones y componentes eléctricos.
No obstante, los automóviles producidos en México y Canadá estarán exentos de esta tarifa, siempre y cuando cumplan con los requisitos del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Según la Casa Blanca, los importadores que operen bajo este tratado podrán certificar el contenido estadounidense de sus vehículos. De esta manera, el arancel del 25% sólo se aplicará sobre la parte del vehículo que no provenga de Estados Unidos.
El acuerdo trilateral establece que al menos el 75% de cada automóvil debe estar compuesto por insumos de la región de Norteamérica. Mientras tanto, las autopartes permanecerán libres de aranceles hasta que el Departamento de Comercio de EUA, junto con la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), determine el procedimiento para gravar los componentes que no sean de origen estadounidense.
México, que figura entre los tres principales exportadores de autos a Estados Unidos junto con Japón y Corea del Sur, se verá afectado en una medida moderada. De acuerdo con datos de Banco Base, el 82% de los vehículos que México exporta cumplen con los lineamientos del T-MEC, por lo que solo el 18% estaría sujeto a los nuevos aranceles.
Durante la firma del decreto en la Casa Blanca, Trump enfatizó que el objetivo de esta política es fortalecer la industria automotriz nacional. Según sus declaraciones, esta medida busca recuperar la riqueza que, según él, se perdió en administraciones anteriores.