
En 2024, todas las regiones glaciares del planeta registraron una disminución neta de masa por tercer año consecutivo, informó la ONU el viernes, destacando que la conservación de los glaciares es una cuestión de «supervivencia».
«Proteger los glaciares no solo responde a razones medioambientales, económicas y sociales, sino que es una necesidad para la supervivencia», afirmó la argentina Celeste Saulo, secretaria general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), en el marco de la conmemoración del primer Día Mundial de los Glaciares.
En esta primera celebración internacional, el Servicio Mundial de Vigilancia de Glaciares (WGMS), con sede en Suiza, designó al glaciar estadounidense South Cascade como «glaciar del año». Ubicado en el estado de Washington, en el noroeste del país, este glaciar ha sido objeto de un seguimiento continuo desde 1952, lo que lo convierte en uno de los más estudiados del mundo.
Caitlyn Florentine, del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), destacó que el glaciar South Cascade «no solo representa la majestuosidad de estas formaciones naturales, sino también el esfuerzo sostenido de científicos y voluntarios que, durante más de seis décadas, han recolectado datos sobre el terreno para medir su evolución».
Según la OMM, hay más de 275 mil glaciares en el mundo, los cuales cubren aproximadamente 700.000 km², sin contar las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida. No obstante, estas masas de hielo se están reduciendo de manera acelerada debido al cambio climático.
En cinco de los últimos seis años se han registrado retrocesos históricos en los glaciares. En 2024, las 19 principales regiones glaciares experimentaron una pérdida neta de masa por tercer año consecutivo, con una reducción total de 450 mil millones de toneladas, según los últimos datos del WGMS citados por la OMM.
Este año ha sido el cuarto peor registrado, con 2023 como el más crítico. Mientras que en el Ártico canadiense y en los glaciares periféricos de Groenlandia la pérdida de masa fue relativamente menor, en regiones como Escandinavia, Svalbard y el norte de Asia se alcanzaron niveles récord de deshielo.
El WGMS, a partir de la recopilación de datos a nivel global, estima que los glaciares, excluyendo los grandes casquetes polares de Groenlandia y la Antártida, han perdido más de 9 billones de toneladas desde el inicio de los registros en 1975. Michael Zemp, director del WGMS, explicó en conferencia de prensa que esta pérdida equivale a un bloque de hielo del tamaño de Alemania con un grosor de 25 metros.
Si la tendencia actual continúa, numerosos glaciares en el oeste de Canadá y Estados Unidos, Escandinavia, Europa central, el Cáucaso, Nueva Zelanda y las regiones tropicales desaparecerán antes de que finalice el siglo XXI, advirtió la OMM. Esto tendría un impacto significativo en el abastecimiento de agua para cientos de millones de personas.
«Entre 2022 y 2024, presenciamos la mayor pérdida de masa glaciar jamás registrada en un período de tres años», alertó Celeste Saulo.
Ante esta situación, la ONU sostiene que la única manera de frenar el deterioro de los glaciares es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y combatir el calentamiento global.
«En la ONU podemos debatir muchas cuestiones, pero las leyes físicas que rigen el deshielo no están sujetas a negociación», señaló Stefan Uhlenbrook, director del Departamento de Agua y Criosfera de la OMM.
Aunque evitó hacer comentarios sobre el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, conocido por su escepticismo respecto al cambio climático y por haber retirado a Estados Unidos del Acuerdo de París, Uhlenbrook enfatizó que «ignorar el problema no contribuirá a encontrar una solución».
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