
El Día Internacional de los Bosques se conmemora cada 21 de marzo, con el propósito principal de sensibilizar sobre la importancia de proteger y conservar las áreas forestales del planeta, esenciales para la supervivencia de todas las especies. La elección de esta fecha se debe a que coincide con el inicio de la primavera en el hemisferio norte y el otoño en el sur.
En diciembre de 2012, la Asamblea General de la ONU estableció el 21 de marzo como el Día Internacional de los Bosques (A/RES/67/200), celebrándose por primera vez en 2013.
Sin embargo, la iniciativa tiene antecedentes previos. En 1969, el Congreso Forestal Mundial propuso la creación de una fecha para destacar la importancia de los bosques. Esta recomendación fue adoptada por la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) en 1971, dando origen al llamado Día Forestal Mundial.
Los bosques desempeñan un papel fundamental en el equilibrio ambiental y en la salud humana. Se les considera los «pulmones del planeta», ya que cubren un tercio de la superficie terrestre y albergan una gran diversidad de flora y fauna, muchas de ellas en zonas protegidas y reconocidas como Patrimonio de la Humanidad.
Aproximadamente 1.600 millones de personas dependen directamente de los bosques para su sustento, ya que estos les proveen alimentos, energía, medicinas y refugio. A pesar de su importancia, la deforestación avanza a un ritmo alarmante, con una pérdida de 13 millones de hectáreas anuales.
Por ello, organismos como la FAO, el Foro de las Naciones Unidas para los Bosques y la Asociación de Colaboración en Materia de Bosques impulsan campañas y programas globales que fomenten la conservación y restauración forestal.
Para muchas personas, el impacto de los bosques en su vida diaria puede pasar desapercibido. No obstante, este recurso natural está presente en múltiples aspectos de nuestra rutina: desde el agua que bebemos hasta la construcción de viviendas y la producción de vestimenta, medicinas y otros bienes esenciales.
Además, los bosques desempeñan un papel fundamental en la lucha contra el cambio climático, ya que ayudan a mitigar los efectos del efecto invernadero, regulando la temperatura del planeta y absorbiendo el dióxido de carbono.
La destrucción de los bosques ha causado daños irreversibles al planeta. Aunque históricamente la tala ha sido utilizada como un medio de explotación de recursos, su impacto ha contribuido significativamente al cambio climático.
Uno de los efectos más preocupantes es la acelerada pérdida de biodiversidad, ya que la deforestación pone en peligro a numerosas especies de flora y fauna, muchas de las cuales están al borde de la extinción debido a la degradación de sus hábitats.
Cómo contribuir a la conservación de los bosques
-Reciclar materiales como papel, cartón, plástico y aluminio para reducir el desperdicio.
-Evitar el consumo de cigarrillos, ya que estos liberan sustancias tóxicas como monóxido de carbono y cianuro.
-No encender fogatas innecesarias, pues pueden provocar incendios forestales con consecuencias devastadoras.
-Plantar árboles y cuidar áreas verdes, ya sea en jardines o espacios públicos, para contribuir a la reforestación.
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