
Un informe reciente de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), la última década ha sido la más calurosa registrada en la historia, con 2023 marcando un nuevo récord de temperatura global. Además, la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera ha alcanzado su punto más alto en los últimos 800,000 años.
El secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió que el planeta continúa enviando señales de alarma y reiteró que, aunque aún es posible limitar el calentamiento global a 1.5 °C respecto a la era preindustrial, se requieren acciones urgentes. Enfatizó que los líderes mundiales deben aprovechar las oportunidades que ofrecen las energías limpias y renovables para reducir el impacto del cambio climático.
El informe atribuye el aumento de las temperaturas principalmente a la actividad humana, en particular a la quema de combustibles fósiles como carbón, petróleo y gas. También señala que el fenómeno natural de El Niño contribuyó en menor medida al aumento de las temperaturas, ya que su presencia entre junio de 2023 y mediados de 2024 ayudó a batir récords climáticos.
Por primera vez en la historia, en 2024 el mundo superó temporalmente el umbral de 1.5 °C de calentamiento global. Sin embargo, los expertos advierten que el verdadero desafío será evitar que esta tendencia se mantenga de manera prolongada.
El calentamiento global ha intensificado la frecuencia y gravedad de fenómenos climáticos extremos, lo que ha provocado el desplazamiento de millones de personas, agravado crisis alimentarias y generado enormes pérdidas económicas. En 2023 se registraron al menos 151 eventos climáticos sin precedentes, según el informe.
Celeste Saulo, secretaria general de la OMM, alertó que estos datos reflejan un riesgo creciente para la humanidad y el planeta. Mientras tanto, el gobierno de Estados Unidos, bajo la administración de Donald Trump, ha reducido sus compromisos en materia climática, lo que podría influir en que otras naciones adopten posturas menos ambiciosas en la lucha contra el cambio climático.
Organizaciones científicas y activistas han enfatizado la urgencia de tomar medidas. Brenda Ekwurzel, de la organización Union of Concerned Scientists, afirmó que ignorar la ciencia climática no impedirá que las personas sufran las consecuencias del calentamiento global. Por su parte, la activista ugandesa Vanessa Nakate insistió en que eliminar gradualmente los combustibles fósiles no es opcional, sino una respuesta de emergencia ante una crisis que se agrava con el tiempo.