
Según la tradición de la Iglesia Católica, el Miércoles de Ceniza es un día sagrado dedicado a la oración y al ayuno. Se considera el inicio de la Cuaresma dentro de los calendarios litúrgicos católico y anglicano, marcando un período de penitencia de seis semanas antes de la Pascua, o bien 40 días previos a la Semana Santa.
Esta celebración, establecida en el Misal Romano, consiste en la imposición de una cruz de ceniza en la frente de los fieles durante la Misa.
El término «ceniza» proviene del latín cinis, que hace referencia al residuo dejado por la combustión de un material. En el ámbito religioso, representa la muerte, la humildad y la penitencia.
En la Biblia, el Libro del Génesis presenta la ceniza como un símbolo de la naturaleza efímera del ser humano: «Dios formó al hombre con polvo de la tierra» (Gn 2,7) y «hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste hecho» (Gn 3,19).
En este año, esta celebración tiene lugar hoy 5 de marzo. La fecha varía anualmente, pues depende del cálculo de la Semana Santa. Para determinar cuándo se celebra, se identifica la primera luna llena posterior al inicio de la primavera en el hemisferio norte; el Domingo de Pascua corresponde al domingo siguiente a dicha luna llena. A partir de esta fecha, se retroceden 40 días en el calendario para encontrar el Miércoles de Ceniza, que marca el inicio de la Cuaresma.
Este día señala el comienzo de los 40 días de Cuaresma, un período en el que la Iglesia Católica invita a la conversión y a la preparación espiritual para vivir la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo en Semana Santa.
Durante la Misa, el sacerdote o diácono impone la ceniza en la frente de los fieles al finalizar la homilía. Este acto no está restringido únicamente a los creyentes católicos, sino que cualquier persona puede recibirlo.
El uso de la ceniza en el contexto cristiano se remonta a los primeros siglos del Cristianismo. En el siglo IV, la duración de la Cuaresma se fijó en 40 días, comenzando seis semanas antes de la Pascua. Para determinar la fecha de esta celebración, se utilizaba el Computus (cálculo basado en el domingo de «cuadragésima»).
Entre los siglos VI y VII, se estableció el ayuno como una práctica fundamental de la Cuaresma. Como el domingo era considerado un día sagrado en honor al Señor, no se practicaba el ayuno en esa jornada. Por ello, se adelantó el inicio de la Cuaresma al miércoles previo al primer sábado del periodo.
El carácter penitencial de la Cuaresma se consolidó con el tiempo y, en el siglo XI, la Iglesia de Roma institucionalizó la imposición de cenizas como un signo de arrepentimiento y conversión, siguiendo una práctica que ya existía en el Antiguo Testamento.
La imposición de cenizas es una invitación a la conversión y a la penitencia mediante la oración, el ayuno y la moderación. Este día marca el comienzo del ayuno cuaresmal en preparación para la Pascua.
Algunos aspectos relevantes de esta tradición son:
-Las cenizas utilizadas en la Misa provienen de la quema de las palmas bendecidas en el Domingo de Ramos del año anterior. Se rocían con agua bendita y se aromatizan con incienso antes de su uso.
-En los primeros siglos del cristianismo, la ceniza se esparcía sobre la cabeza de los fieles como un signo de penitencia antes de recibir el Sacramento de la Reconciliación en Jueves Santo.
-Aunque no es obligatorio, es común que los fieles no laven la ceniza de su frente hasta que desaparezca por sí sola.
-La costumbre de utilizar ceniza como símbolo de arrepentimiento proviene de antiguas tradiciones judías, en las que aquellos que habían pecado cubrían su cuerpo con ceniza como signo de su deseo de redimirse.
-Civilizaciones como los griegos, egipcios, judíos y árabes empleaban la ceniza como un símbolo de luto y duelo.