
La obesidad y el sobrepeso se caracterizan por una acumulación excesiva o anormal de grasa en el cuerpo, lo que puede tener efectos negativos en la salud. Estas condiciones aumentan el riesgo de padecer diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, problemas óseos y reproductivos, además de estar relacionadas con ciertos tipos de cáncer.
En el marco del Día Mundial contra la Obesidad, el Instituto Nacional de Salud Pública destacó que el sobrepeso y la obesidad también impactan en la calidad de vida, afectando aspectos como la movilidad y el descanso.
En 2022, a nivel global, 37 millones de niños menores de cinco años tenían sobrepeso u obesidad. En América Latina y el Caribe, la cifra pasó de 3.9 millones en el año 2000 a 4.2 millones en 2022. En México, entre 2020 y 2023, la prevalencia fue del 7.7%.
Ese mismo año, 390 millones de niños y adolescentes en el mundo presentaban sobrepeso u obesidad. En México, el 37.3% de los escolares de entre 6 y 11 años y el 41.1% de los adolescentes de entre 11 y 19 años padecían estas condiciones.
El INSP brindó una serie de recomendaciones para prevenir el sobrepeso y la obesidad:
-Durante los primeros seis meses de vida, los bebés deben ser alimentados exclusivamente con leche materna y, posteriormente, complementar su dieta con alimentos variados y nutritivos hasta, al menos, los dos años.
-Es importante incluir más frutas y verduras frescas en cada comida, priorizando aquellas de temporada por ser más accesibles y, cuando sea posible, optar por productos locales.
Incorporar diariamente leguminosas como frijoles, lentejas o habas en diferentes preparaciones, ya que son una fuente rica en fibra y proteínas, además de ser económicas y prácticas.
-Preferir cereales integrales o de grano entero, como el maíz, la avena o el arroz, así como tubérculos como la papa, debido a su aporte de fibra, vitaminas y energía.
-Reducir el consumo de carne roja y evitar las carnes procesadas. Como alternativa, aumentar el consumo de leguminosas y moderar la ingesta de huevo, pollo, pescado y lácteos. Priorizar los alimentos de origen vegetal beneficia tanto la salud como el medioambiente.
-Limitar la ingesta de productos ultraprocesados, como embutidos, botanas, galletas, pan dulce y cereales industriales, ya que suelen contener niveles elevados de grasas, azúcares y sal. Se recomienda optar por alimentos sin etiquetado de advertencia o con la menor cantidad posible de sellos.
-Priorizar el consumo de agua natural a lo largo del día y en las comidas, en lugar de bebidas azucaradas como refrescos, jugos procesados, bebidas en polvo o energéticas, que pueden afectar la salud.
-Evitar el alcohol para cuidar el bienestar físico y mental, así como el de la familia.
-Realizar más actividad física, como caminar, correr o bailar, en lugar de pasar largos periodos sentados o frente a pantallas de dispositivos electrónicos. Cada movimiento contribuye a una mejor salud.