
El 22 de febrero se celebra el Día Mundial de la Encefalitis, una fecha dedicada a informar y concienciar a la población sobre esta enfermedad, sus causas, medidas de prevención y los tratamientos más efectivos.
Esta conmemoración es especialmente significativa para quienes han sido afectados por la inflamación del cerebro, ya que permite visibilizar su impacto y la importancia de su abordaje.
Desde su instauración en 2014, el Día Mundial de la Encefalitis ha alcanzado a más de 628 millones de personas en todo el mundo, promoviendo la sensibilización sobre esta afección.
Aunque la encefalitis es considerada una enfermedad poco común, en España se diagnostican alrededor de 600 casos anualmente. No obstante, la Sociedad Española de Neurología (SEN) advierte que la cifra real podría ser mayor, ya que algunos casos no son diagnosticados o se confunden con otras patologías.
La encefalitis es una inflamación cerebral que puede ser provocada por una infección viral o por una respuesta anómala del sistema inmunitario contra el cerebro. En algunos casos, también puede afectar estructuras cercanas como las meninges o la médula espinal.
Los síntomas más frecuentes de la encefalitis incluyen:
-Fiebre.
-Dolor de cabeza.
-Apatía.
-Convulsiones (no en todos los casos).
Diferentes virus pueden desencadenar esta enfermedad, y sus vías de transmisión varían. Puede propagarse por contacto fecal-oral, por secreciones respiratorias o incluso por vía sexual.
Algunos de los virus más comunes asociados a la encefalitis son:
-Virus del herpes, que se transmite sexualmente y causa llagas genitales.
-Arbovirus, propagados por mosquitos, como el virus del Nilo Occidental o el de la encefalitis japonesa.
-Virus de la rabia, que en sus formas más graves puede derivar en encefalitis.
-Virus de la polio, que principalmente afecta a los niños.
-Hepatitis A, que en casos severos puede provocar inflamación cerebral.
-VIH, aunque rara vez, también puede generar encefalitis.
Si bien en la mayoría de los casos la encefalitis se resuelve sin necesidad de tratamiento, en situaciones graves puede dejar secuelas como alteraciones en la memoria, cambios en el comportamiento, problemas motores o déficits cognitivos.
Para reducir el riesgo de padecerla, se recomienda adoptar hábitos saludables como:
-Mantener una higiene personal adecuada, incluyendo el lavado frecuente de manos.
-Usar preservativos en relaciones sexuales ocasionales.
-Aplicarse las vacunas recomendadas según la edad y el contexto de riesgo.
-Tomar medidas de protección contra las picaduras de mosquitos.