El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó ayer miércoles la Ley de Laken Riley como parte de una serie de medidas enfocadas en su principal objetivo de reducir la migración ilegal.
Este proyecto de ley, el primero que Trump firma en su segundo mandato, establece la detención de migrantes sin estatus legal que enfrenten acusaciones de delitos, incluidos algunos menores, con la posibilidad de ser deportados antes de recibir una condena.
La iniciativa, impulsada por el Partido Republicano y respaldada por legisladores de ambos partidos en el Congreso, refuerza la postura de Trump contra la migración irregular. Durante su campaña, el mandatario utilizó el caso de Riley, una estudiante de enfermería, como un símbolo de su propuesta de reforma migratoria.
En un acto en el ala este de la Casa Blanca, Trump destacó el apoyo bipartidista a la medida, afirmando: «Esto es algo que ha unido a demócratas y republicanos, lo cual no es fácil de lograr. Laken lo hizo. Estados Unidos nunca olvidará a Laken Hope Riley».
El presidente elogió a Riley como «una luz de calidez y bondad» y agradeció a su familia, que estuvo presente en la firma de la ley.
La norma, propuesta por el representante Mike Collin, lleva el nombre de la joven estudiante de enfermería asesinada el año pasado en Athens, Georgia. Su homicida, un ciudadano venezolano que ingresó ilegalmente al país, fue condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
Trump señaló que el agresor de Riley había sido liberado tras enfrentar cargos en Nueva York y nuevamente después de cometer un robo en Georgia. Según el mandatario, la nueva ley permitirá salvar «innumerables vidas» y representa «un tributo perfecto e increíble a una joven extraordinaria».