
El 5 de diciembre se conmemora el Día Mundial del Suelo, una fecha destinada a sensibilizar a la población sobre la relevancia de mantener suelos sanos y promover la gestión sostenible de este recurso esencial. El objetivo es fomentar la conciencia global sobre la importancia de cuidar y utilizar los suelos de manera adecuada, especialmente en actividades agrícolas y en todas las interacciones humanas con este valioso recurso.
La idea de dedicar un día a los suelos surgió en 2002 gracias a la recomendación de la Unión Internacional de Ciencias del Suelo (IUSS). Posteriormente, Tailandia reforzó la propuesta y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) la respaldó en el marco de la Alianza Mundial por el Suelo. Finalmente, en diciembre de 2013, la Asamblea General de la ONU aprobó la iniciativa, y 2014 marcó el inicio oficial de esta celebración.
El lema de 2024 «Cuidar los suelos: medir, monitorear y gestionar», pone énfasis en la importancia de contar con datos precisos sobre los suelos para una gestión sostenible que garantice la seguridad alimentaria global. La salud del planeta y de todos sus habitantes depende directamente de los suelos, que proporcionan más del 95% de los alimentos y 15 de los 18 elementos químicos esenciales para las plantas. Para evitar su degradación, se promueven prácticas sostenibles como la rotación de cultivos, la labranza mínima, el uso de cultivos de cobertura y la incorporación de materia orgánica.
La erosión, ya sea natural o causada por el hombre, afecta directamente a la fertilidad del suelo. Las principales actividades humanas que la aceleran incluyen:
-Sobrepastoreo: La deforestación continua causada por animales en áreas específicas deteriora la tierra.
-Agricultura intensiva: El uso excesivo del suelo sin permitir su recuperación.
Deforestación: La tala indiscriminada para infraestructura o crecimiento urbano.
Entre sus efectos, la erosión reduce la capacidad productiva de los suelos, amenaza la biodiversidad y disminuye la disponibilidad de agua dulce, comprometiendo la seguridad alimentaria global.
Proteger los suelos es esencial para garantizar un futuro sostenible. Cada práctica respetuosa contribuye a la preservación de este recurso vital para todos los seres vivos del planeta.