
El primer ministro francés, Michel Barnier, presentó su renuncia al presidente Emmanuel Macron, quien aceptó su decisión, pero le solicitó que continúe atendiendo los asuntos administrativos hasta que se designe a su sucesor, según informó el Palacio del Elíseo.
La renuncia de Barnier se produjo luego de que su gobierno fuera derrotado en una moción de censura impulsada por un bloque de partidos de izquierda, que contó además con el apoyo de la extrema derecha liderada por Marine Le Pen.
El breve mandato de Barnier llegó a su fin tras las elecciones anticipadas de julio, que resultaron en una Asamblea Nacional fragmentada y sin mayorías claras, dividida en tres bloques antagónicos: izquierda, centroderecha y extrema derecha.
La destitución de Barnier se debió a su presupuesto para 2025, que incluía políticas de austeridad rechazadas por la mayoría legislativa, aunque él las consideraba esenciales para estabilizar las finanzas de Francia.
La aprobación de una moción de censura paralizó por completo el plan financiero del gobierno, lo que provocó que el presupuesto actual se prorrogue automáticamente para el próximo año, salvo que se logre la aprobación de una nueva propuesta, un escenario que parece poco probable.
«Francia podría quedarse sin presupuesto para 2025», advirtió ING Economics en un informe, anticipando «una nueva etapa de inestabilidad política».