
El Palacio de Bellas Artes, que en 2022 rindió un homenaje en vida a Silvia Pinal, la recibió ayer por última vez para despedirla y celebrar su talento, trayectoria y legado artístico y humano.
Las escalinatas principales del emblemático recinto, adornadas con una alfombra roja, lucieron una gran fotografía en blanco y negro de la actriz en su juventud, rodeada de arreglos florales blancos. En los pasillos, imágenes de diversas etapas de su vida y coronas de flores, incluida una destacada con más de mil rosas blancas enviada por el cantante Luis Miguel, decoraban el espacio.
A las 11:10 horas, una carroza Cadillac de 1928, utilizada anteriormente para despedir a figuras como José José, Ignacio López Tarso y Javier López “Chabelo”, arribó con el féretro de la diva. Recibida con aplausos, ingresó por la puerta principal acompañada de su familia.
Ya en el vestíbulo, personalidades como Patricia Reyes Spíndola, Laura Zapata y María del Sol esperaban para rendirle homenaje. Mientras tanto, el Ensamble del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura interpretaba una selección de réquiems. El ataúd fue colocado en el centro de la alfombra roja, donde comenzó la primera guardia de honor, encabezada por las mujeres de su familia: Sylvia Pasquel, Alejandra Guzmán, Stephanie Salas, Michelle Salas, Camila Valero y Giordana Guzmán.
Durante el homenaje, Sylvia Pasquel agradeció las muestras de cariño y recordó con emoción los momentos compartidos con su madre, destacando su legado como artista y figura materna. Alejandra Guzmán, visiblemente conmovida, subrayó la fortaleza y el espíritu de su madre, agradeciendo la herencia artística y familiar que dejó. Michelle Salas, bisnieta de Pinal, exaltó su ejemplo como mujer adelantada a su tiempo y luchadora incansable.
La titular de la Secretaría de Cultura, Claudia Curiel de Icaza, destacó el impacto de Silvia Pinal como ícono del cine mexicano, pionera en los medios de comunicación y defensora de los derechos a través de su trabajo, como en el programa Mujer, casos de la vida real. Resaltó su influencia como musa de grandes creadores y su valentía al desafiar las normas de su época.
El público, que más tarde tuvo acceso al recinto, desfiló frente al féretro dejando flores y muestras de afecto. Durante el evento, canciones emblemáticas como Amor eterno y Las golondrinas fueron interpretadas, mientras los asistentes ofrecían aplausos y palabras de aliento para su familia.
Finalmente, Silvia Pinal fue despedida con ovaciones, lágrimas y sonrisas, en un homenaje que selló su lugar como una figura irrepetible del arte y la cultura mexicana.