
El cáncer de mama provoca la muerte de 12 mujeres diariamente en México, según Alejandro Zentella Dehesa, investigador del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM.
Esta enfermedad es la principal causa de mortalidad en mujeres tanto en el país como a nivel global.
En 2022, la Organización Mundial de la Salud reportó 2.3 millones de nuevos casos y 665 mil muertes por cáncer de mama en todo el mundo. Zentella Dehesa menciona que, aunque México y Estados Unidos tienen tasas de incidencia similares, el número de muertes en México es el doble debido a diagnósticos tardíos.
Las cifras preliminares del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) revelan que en 2023 hubo 8,034 muertes por cáncer de mama en personas mayores de 20 años, siendo 7,992 de estas en mujeres. La mayor cantidad de decesos se registró en el grupo de 60 a 74 años. A nivel nacional, la tasa de mortalidad entre mujeres fue de 17.9 por cada 100 mil.
El investigador también señala que, aunque la tasa de incidencia ha dejado de aumentar rápidamente, los casos siguen en ascenso y ahora se presentan en mujeres menores de 40 años, incluso en adolescentes. Frente a esta situación, el Programa de Investigación en Cáncer de Mama (PICM) ha logrado identificar biomarcadores para la detección temprana de esta enfermedad.
Este proyecto multidisciplinario, activo desde 2014, estudia el cáncer de mama a nivel biológico, molecular y genético, colaborando con grupos clínicos para abordar los problemas de los pacientes. Entre sus estudios se ha investigado la relación entre la obesidad y el cáncer de mama, dado que el exceso de peso es un factor de riesgo significativo en la población mexicana.
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2024 muestra que la obesidad afecta al 37.1 % de los adultos en México, con una mayor prevalencia entre las mujeres. Zentella Dehesa afirma que aproximadamente el 50 % de los pacientes con cáncer en el país tienen sobrepeso u obesidad, y estudios recientes del PICM sugieren que las células cancerosas se vuelven más agresivas en entornos de obesidad.
El equipo de investigación ha desarrollado líneas celulares de cáncer de mama derivadas de pacientes con y sin obesidad, lo que ha permitido estudiar las diferencias en la agresividad del cáncer según el peso de las pacientes. Actualmente, los investigadores están explorando qué hormonas y factores relacionados con el tejido adiposo podrían estar promoviendo la proliferación de células tumorales, con el objetivo de utilizarlos como marcadores para un diagnóstico más preciso.
Además, el programa ha identificado nuevos marcadores que podrían predecir el pronóstico de las pacientes, como NHERF2, que ha demostrado estar relacionado con peores resultados en ciertos subgrupos de mujeres con cáncer de mama.
Por su parte, Marcela Agudelo Botero, académica de la Facultad de Medicina de la UNAM, advierte sobre el impacto del cáncer de mama en edades tempranas, especialmente entre mujeres, quienes representan más del 90 % de los casos. Además, enfatiza la necesidad de adoptar hábitos saludables y realizar autoexploraciones regulares, ya que muchos casos de cáncer están relacionados con conductas no saludables.
Para la detección, se recomiendan tres pruebas principales: la autoexploración mensual, el examen clínico de mamas y la mastografía anual a partir de los 40 años. La detección temprana mejora significativamente las probabilidades de un tratamiento exitoso, por lo que es esencial fomentar una cultura de autocuidado y revisiones médicas periódicas.
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