
El 12 de agosto se conmemora el Día Mundial del Elefante, una fecha promovida por la Fundación para la Reintroducción de los Elefantes con el fin de sensibilizar sobre la crítica situación de estos enormes mamíferos, cuya población ha disminuido en más del 60% en los últimos años, enfrentando la posibilidad de extinguirse en la próxima década.
A principios del siglo XX, se contabilizaban unos cinco millones de elefantes solo en África. Actualmente, la población mundial de estos animales se estima en 600 mil ejemplares. La causa principal de esta drástica reducción es la alta rentabilidad del comercio ilegal de marfil, que pone en riesgo tanto la conservación de la especie como el equilibrio de su hábitat.
Los elefantes pertenecen a la categoría de paquidermos, caracterizados por ser mamíferos herbívoros de gran tamaño y peso, con una piel muy gruesa y resistente. Existen dos especies principales: los elefantes africanos y los asiáticos, cada uno con sus propias subespecies. Estos animales pueden pesar hasta ocho toneladas y, al llegar a la adultez, alcanzar aproximadamente 3 metros de altura y 7 metros de largo. Tanto los machos como las hembras de elefante africano tienen colmillos, aunque generalmente utilizan solo uno. Por otro lado, sólo algunos elefantes asiáticos desarrollan colmillos.
Su período de gestación es de veintidós meses. En Asia, los elefantes son un símbolo cultural importante, como lo demuestra la figura de Ganesha en el hinduismo, un dios con cuerpo humano y cabeza de elefante.
El mayor peligro para los elefantes en África es la caza furtiva para el comercio ilegal de sus colmillos de marfil. Esta situación es crónica en varias regiones del continente, donde las autoridades carecen de los recursos necesarios para combatirla.
En Asia y África, los elefantes enfrentan amenazas debido al crecimiento de la población humana, la expansión agrícola, la deforestación masiva y el aumento de plantaciones para la producción de aceite de palma. Además, la construcción de infraestructuras como carreteras, canales y tuberías ha alterado significativamente sus hábitats naturales y rutas migratorias.
Los elefantes también son capturados para ser utilizados en la industria maderera como animales de transporte y carga, así como en la industria del entretenimiento, en paseos y espectáculos circenses. Los métodos de entrenamiento suelen ser crueles, causándoles sufrimiento y manteniéndolos en condiciones de cautiverio inadecuadas.
Las iniciativas para proteger a los elefantes se enfocan en erradicar la caza furtiva para la obtención de marfil. Organizaciones ambientales y de protección animal colaboran con los gobiernos locales para monitorear tanto las áreas protegidas como las no protegidas. En 1989, la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) prohibió el comercio internacional de marfil, pero persisten mercados no regulados que abastecen la demanda de países asiáticos.
Recientemente, países como Tailandia han implementado leyes para reducir el comercio ilegal de marfil.
El valor del marfil ha aumentado debido a la disminución de elefantes, lo que paradójicamente agrava su peligro de extinción. Países como India, Vietnam y Myanmar han prohibido la captura de elefantes para uso en transporte, carga o entretenimiento, aunque esta práctica aún no se ha erradicado por completo.
Podemos contribuir a la protección de los elefantes evitando comprar productos de marfil y no apoyando su uso en espectáculos. También es posible registrarse en boletines de fundaciones y organizaciones sin fines de lucro que promueven la causa, recolectando firmas para la protección de los elefantes asiáticos y africanos.
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