Al menos 50 de los más de 300 estudiantes y maestros secuestrados el viernes en la escuela católica St. Mary, situada en el oeste de Nigeria, consiguieron huir entre la noche del viernes y la madrugada del sábado, informó la Asociación Cristiana de Nigeria (CAN). Su escape representa un primer rayo de esperanza en uno de los secuestros masivos más graves registrados en el país durante este año.
Los menores liberados —de entre 8 y 18 años— ya se reunieron con sus familias, confirmó el reverendo Bulus Dauwa Yohanna, presidente de la CAN en el estado de Níger y propietario de la institución educativa.
Según la CAN, hombres armados irrumpieron el viernes en St. Mary y se llevaron a 315 personas entre estudiantes y docentes, tan solo unos días después de otro secuestro registrado en un colegio del estado de Kebbi, donde fueron capturadas 25 alumnas.
La cifra de víctimas en St. Mary equivale a casi la mitad de los 629 estudiantes matriculados en la primaria y secundaria del centro.
Pese a la magnitud del ataque, el gobierno de Nigeria aún no ha publicado una declaración oficial sobre el número total de personas secuestradas.
El reverendo Yohanna confirmó que 253 personas continúan privadas de su libertad, incluidos 12 trabajadores de la escuela.
“Si bien el regreso de estos 50 niños nos da un alivio parcial, seguimos orando por la pronta y segura liberación de quienes permanecen en cautiverio”, señaló.
Desde el Vaticano, el Papa León XIV dedicó parte del Ángelus dominical a la situación en Nigeria, calificando el ataque como “uno de los secuestros más graves ocurridos en el país”.
“Pido de corazón la liberación inmediata de todos los rehenes”, expresó el pontífice desde la Plaza de San Pedro, manifestando su profunda tristeza por los jóvenes afectados y por las familias que atraviesan momentos de angustia. También instó a rezar para que iglesias y escuelas sigan siendo espacios de protección y esperanza, especialmente frente a la ola de incursiones armadas recientes.
Nigeria sigue marcada por el secuestro de casi 300 niñas en Chibok en 2014 a manos de Boko Haram, muchas de las cuales aún continúan desaparecidas. Los secuestros en St. Mary y en Kebbi forman parte de un preocupante repunte de violencia contra escuelas en el noroeste del país, situación que llevó al gobierno federal a clausurar 47 centros educativos en zonas consideradas de alto riesgo.
Organizaciones cristianas, líderes religiosos y autoridades locales han solicitado una operación conjunta para rescatar a los más de 250 estudiantes y maestros aún secuestrados. Las tareas de rastreo continúan en comunidades rurales y áreas boscosas donde se sospecha que podrían estar los captores.
Mientras tanto, las familias se mantienen en espera de noticias. La fuga de los primeros 50 menores ha devuelto un rayo de esperanza, aunque las autoridades subrayan que la prioridad es proteger la vida de quienes permanecen en manos del grupo armado.