Cada 1 de diciembre se conmemora el Día Mundial de la lucha contra SIDA, la primera fecha global dedicada a una causa sanitaria. La elección del inicio de diciembre buscó generar mayor visibilidad mediática.
Durante esta jornada se organizan múltiples actividades de sensibilización: personas y colectivos portan el lazo rojo, símbolo universal de la respuesta al VIH, se realizan campañas informativas, se recaudan fondos para investigación y se expresan muestras de apoyo hacia quienes viven con SIDA.
Lema 2025: Superar las disrupciones, transformar la respuesta al SIDA
El tema elegido para 2025 subraya cómo los recortes internacionales en financiamiento amenazan los avances en la lucha contra el VIH. Estas restricciones afectan sobre todo a los programas de prevención y a las iniciativas comunitarias que acompañan a poblaciones en situación vulnerable, mientras que el incremento de leyes represivas dificulta aún más el acceso a servicios de salud.
Ante este panorama, se plantea la necesidad de replantear estrategias, asegurar recursos y fortalecer el liderazgo político basado en la igualdad y los derechos humanos. Con cooperación global y voluntad colectiva, la meta de poner fin al sida en 2030 aún puede mantenerse.
La primera conmemoración tuvo lugar en 1988. Desde entonces, más de 25 millones de personas han fallecido por causas relacionadas con esta enfermedad, convirtiéndola en una de las epidemias más devastadoras de la historia moderna.
Este día se ha transformado en una ocasión tanto para recordar a quienes han fallecido como para reforzar la conciencia pública y destacar logros como el acceso a terapias antirretrovirales.
En 2011, ONUSIDA sustituyó el nombre “Día Internacional de la Lucha contra el Sida” por “Día Internacional de la Acción contra el Sida”, al considerar que el término “lucha” tenía un sentido bélico. Desde 2021 se consolidó como «Día Mundial del SIDA».
Los progresos en acceso a tratamiento han sido significativos. En el año 2000, solo 685 mil personas recibían terapia antirretrovírica; para mediados de 2017, ya eran 20,9 millones. Entre las cifras más relevantes destacan:
-19,5 millones de personas en tratamiento en 2016.
-36,7 millones de personas vivían con VIH ese mismo año.
-1,8 millones de nuevas infecciones en 2016.
-Alrededor de 1 millón de fallecimientos relacionados con el sida en 2016.
-76,1 millones de contagios acumulados desde el inicio de la epidemia.
-Cerca de 35 millones de muertes desde entonces.
El SIDA constituye la fase avanzada de la infección por VIH, virus que ataca progresivamente el sistema inmunológico. No toda persona con VIH desarrolla SIDA, especialmente si accede a un diagnóstico oportuno y tratamiento adecuado.
El virus destruye las células CD4, esenciales para defender el organismo, lo que incrementa el riesgo de infecciones graves y enfermedades potencialmente mortales.
El contagio puede ocurrir por:
-Relaciones sexuales sin protección mediante fluidos como semen o secreciones vaginales.
-Contacto con sangre infectada.
-Lactancia materna o transmisión durante el embarazo.
-Uso compartido de agujas o jeringas.
No se transmite por saliva, contacto casual, compartir utensilios ni por abrazos. Hoy es extremadamente raro que ocurra por transfusiones, pues la sangre donada se analiza rigurosamente.
Las principales medidas de prevención incluyen:
-Uso correcto de preservativo.
-No compartir jeringas.
-Acceder a PrEP en poblaciones de alto riesgo.
-En embarazadas con VIH, considerar cesárea y evitar la lactancia para reducir transmisión.
Algunas figuras que han contribuido a la lucha contra el estigma son:
Magic Johnson, Charlie Sheen, Conchita Wurst, Mykki Blanco y Noris Díaz, quienes han compartido públicamente su diagnóstico para promover información y empatía.