El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, urgió este miércoles al gobierno mexicano a resolver “de inmediato” un presunto problema de agua y alcantarillado que, según publicó en Truth Social, representa un riesgo para los estados fronterizos de su país.
Trump afirmó que “México debe solucionar su problema de agua y alcantarillado INMEDIATAMENTE”, asegurando que se trata de una amenaza para habitantes de Texas, California y otros estados, aunque no aclaró si hablaba de la deuda de agua establecida en un tratado binacional o de deficiencias en infraestructura fronteriza.
El mensaje surge en un contexto de negociaciones para cumplir el Tratado de Aguas de 1944, que regula el reparto del Río Bravo, el Río Colorado y el Río Tijuana. Dicho acuerdo obliga a México a entregar 1.75 millones de acres-pie de agua cada cinco años, mientras Estados Unidos envía recursos del Colorado bajo la supervisión de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA/IBWC), encargada también de atender disputas por saneamiento.
En días recientes, Trump ha atribuido los retrasos en la entrega de agua a afectaciones económicas para agricultores texanos y ha amenazado con imponer un arancel adicional de 5% a las exportaciones mexicanas si no se realizan envíos extraordinarios antes de finalizar el año.
Su nueva mención al tema del “agua y alcantarillado” ha despertado dudas sobre si Washington busca únicamente presionar por el cumplimiento del tratado o también por acelerar inversiones mexicanas en infraestructura de saneamiento, especialmente en zonas donde aún hay descargas de aguas residuales hacia Estados Unidos, como en la cuenca del río Tijuana.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, informó el 10 de diciembre en su conferencia matutina que los equipos técnicos de ambos países continúan en reuniones para abordar el tema. Un día antes había reiterado que su gobierno busca el mejor acuerdo posible dentro del marco legal vigente.
Sheinbaum ha defendido el pacto como un acuerdo equilibrado y ha rechazado su renegociación, afirmando que los retrasos se deben a sequías prolongadas en la cuenca del Bravo y al aumento de la demanda de agua. Su administración impulsa programas de tecnificación del riego y uso eficiente del recurso en el norte del país, así como inversiones en infraestructura consideradas prioritarias por ambos gobiernos.
Expertos en seguridad hídrica apuntan que, además de los volúmenes establecidos, la región fronteriza enfrenta problemas persistentes de contaminación por aguas residuales y falta de modernización en infraestructura, particularmente en Tijuana, donde las descargas han afectado playas y comunidades del sur de California, generando constantes reclamos de autoridades estadounidenses.